domingo, 18 de marzo de 2012

FÚTBOL PARA TODOS, LCD PARA TODOS, DERECHOS HUMANOS… ¿PARA TODOS?

Ciertamente la democracia no es una forma de gobierno perfecta, pero de todas las formas posibles, al menos es la mejor, o la menos imperfecta. La forma de gobierno republicana está compuesta por tres poderes, que tampoco son perfectos, ya que las formas de gobierno, como todo, es una construcción del hombre. El ser humano ha aprendido, caminando la historia, a evolucionar, ya sea en lo físico, en lo psíquico y en lo social, y ha llegado, después de milenios de historia, a instaurar esta forma de gobierno como preferible ante las demás, al menos aquí en Occidente.

A cualquier cosa que sea construcción de la humanidad se le puede permitir errores, porque está en la esencia misma del ser humano la falibilidad. Nos equivocamos, nos confundimos, somos limitados. Pero hay errores y errores. Hay errores que se pueden perdonar o se pueden obviar, y hay otros que no. Hay errores que son inevitables, pero los hay evitables. Hay errores producto de la ignorancia, y hay errores producto de los intereses.

Cuando quienes nos gobiernan, administran justicia o dictan leyes cometen errores, podemos encuadrar estos en esa escala esbozada en el párrafo anterior, esto es, errores producto de una falla en la característica del limitado raciocinio humano, o errores producto de ciertos oscuros intereses que obnubilan y tergiversan las cosas.

Y cuando los que nos gobiernan cometen el error de despreciar la vida, estamos hablando directamente de los “errores imperdonables”. Y si la vida que es despreciada es la de alguien que no puede por sí mismo defenderse, ni siquiera hablar, habría que agregar otro calificativo mas para acentuar la afirmación de “error imperdonable”, pero el castellano no nos da esa posibilidad.

La Corte Suprema cometió uno de estos errores, uno de los imperdonables. Emitió un fallo donde no considera delito el aborto de un embarazo producto de una violación. No hay argumento posible para justificar el desprecio por la vida. Un acto aberrante como es una violación, ahora podrá caer en otra aberración más profunda. Si en el mejor de los casos, el violador fuera capturado y condenado, aun así, quién pagará la peor parte será el único que no podrá levantar su voz en propia defensa.

Se argumenta que el acento se pone en proteger a la mujer violada, que ya es una persona, mientras que el producto de esa violación, (el bebé por venir en el vientre), “es sólo un proyecto“ (como una vez dijo Liliana Hendel, desde su espacio de noticias en Canal 13 de Buenos Aires). Un “proyecto” es lo que “todavía no está”, pero… ¿podemos decir de un feto que “todavía no está”? ¿No conoce esta gente la evolución de un feto? ¿Pensarán que todos nuestros sentidos, nuestras funciones, nuestros miembros, se forman al instante de nacer? Un proyecto es, efectivamente, lo que todavía no está. Una pareja de novios “proyecta” casarse, “proyecta” tener hijos (pero “todavía no están” casados, ni tienen hijos). En esa instancia, hemos sido un proyecto. Un feto, en cambio, ya es “algo que está ahí”. Me pregunto, estoy escribiendo esto ahora, y eso ¿es gracias a que fui un proyecto durante nueve meses? No, fui proyecto cuando mamá y papá pensaban tener un hijo, planificaban, disponían de ideas para su futuro, una vez que mamá quedó embarazada, dejé de ser un proyecto, para ser una realidad,… yo “estaba ahí”. Estoy escribiendo ahora, porque durante nueve meses “yo ya existía” como persona en el vientre de mi madre, que me permitió nacer y ser lo que hoy soy. Quienes impulsaron este fallo, y quienes lo alientan o alentaron, no fueron proyectos durante los nueve meses previos a su nacimiento.

La responsabilidad y el compromiso de nuestra clase dirigente deben enfocarse a administrar con orden y justicia el país, instrumentando los mecanismos para que todo funcione de la mejor manera posible, y no ahorrar ni tiempo ni dinero ni esfuerzo en alcanzar esos objetivos.

Condenar a muerte al más inocente de tan aberrante acto no es hacer justicia, es hacer el recorrido más corto. Condenar al violador con castigos acorde al acto criminal que hizo, y contener psicológica y afectivamente a la mujer violada, poniendo a su disposición lo que sea necesario para superar semejante trance y llevar adelante su vida de la mejor manera posible, es el camino más largo, pero es el camino correcto. Si ella, que fue sometida a la peor infamia a la que puede ser sometida una mujer, con justa razón, no desea al bebé, nadie (ni Juez, ni político, o ciudadano común) puede decir que no habrá quienes quieran hacerse cargo de esa vida. Ya ha pasado otras veces. Hace unos años en Mendoza se dio uno de estos primeros debates. La chica finalmente abortó, pero hubo familias e instituciones que pedían a gritos: “no lo maten, nosotros nos haremos cargo”. Hay soluciones, hay salidas. Que no se quieran instrumentar es otra cosa. Nuestras universidades rebosan de estudiantes de Psicología, tenemos psicólogos para contener a la mujer violada, tenemos médicos, tenemos asistentes sociales, tenemos todo, menos voluntad (¿o será interés?)

No hay argumento válido cuando se atenta contra la vida. El gobernador Scioli dijo en un acto posterior a este fallo que “acompañamos estos nuevos tiempos de cambio y transformaciones que se vieron ayer reflejados en un fallo histórico como el de la Corte Suprema de Justicia de la Nación". ¿A qué se refiere con “estos nuevos tiempos de cambios y transformaciones”? ¿Se olvidó que nuestra raza humana debe evolucionar y no involucionar? ¿Es esto una moda? ¿Qué intereses hay detrás de este fallo? Algo me dice que no es “ayudar o proteger” a la mujer violada. Con ese argumento podríamos decir que Hitler llevó adelante el holocausto siguiendo los “cambios y transformaciones de su tiempo”, o el apartheid era también una “necesidad” del pueblo sudafricano (de los blancos, claro). Señor gobernador, recuerde que lo “legal” no siempre es lo “legítimo”.

No se encuentra ningún argumento válido para sostener semejante atentado contra la vida. Hay quienes dicen que se trata de “no discriminar” a la mujer violada. Pero si hablamos de discriminación, también podemos argumentar que se está discriminando a estos bebés fruto de una violación. Entonces sólo tienen derecho a nacer quienes hayan sido planificados por una pareja, los otros no, no tienen derecho, por consiguiente, los discriminamos quitándole lo más sagrado de la existencia humana: la vida.

Señores políticos, jueces, dirigentes. Creo que no sería mala idea replantearse una escala de valores éticos y que éstos guíen sus acciones, ya que por lo general, todos estos tipos de fallos, vaya uno a saber porque, pero suenan a negocios de los que unos pocos saldrán beneficiados (estos abortos “legales”, no creo que sean gratis). Recuerden que las criaturas por nacer también son humanas con derechos.

En estos tiempos, de fútbol para todos, LCD para todos, los derechos humanos, ¿son para todos?

Ariel Gallardo - Bahía Blanca

jueves, 8 de marzo de 2012

LA MENTIRA DEL 54%

El uso de ciertas formas del lenguaje puede pintar una realidad con un grado de verdad que ocasionalmente suele no ser así. Cuando se lee o escucha la expresión “Cristina obtuvo el 54% de los votos”, el mensaje que queda implícito en el inconsciente de la población es “A Cristina la votó más de la mitad de la gente”. Dicho de otra forma, uno puede jugar mentalmente a andar por la calle y cruzarse a diez personas en la vereda y decir para sí: “de estos diez, hubo seis que la votaron”, y de los diez que siguen “de estos, la votaron cinco”. Obviamente usar esa frase le conviene tanto a ella, como a quienes la reivindican, ya que la utilizan para hacer llamar al silencio al resto, tirando como una puñalada el tal mentado porcentaje. Es una forma de decir “este país reivindica este modelo”, “ más de la mitad de la población así lo quiere”, “la mayoría pensamos de esta forma”, “la mayoría…”, “más de la mitad…”…

No obstante, es cuestión de tomar una calculadora y empezar a hacer números. Lo primero que uno puede ver es la cantidad de votantes habilitados para las elecciones presidenciales del 2.011, y nos encontramos con que fueron 28.867.124 ciudadanos. Casi 29 millones que estaban en condiciones de concurrir a las urnas. Lo segundo, es la cantidad de votos que obtuvo la formula Fernández – Boudou, y el número oficial es 11.593.023 sufragios. Tan solo con un simple ejercicio mental podemos darnos cuenta que alrededor de 11.5 millones de votos no son el 54% de casi 29 millones.

¿De dónde proviene entonces esto del 54%? Sucede que los porcentajes se obtienen solamente de los votos afirmativos válidos, es decir, de los votos que votaron a alguien (Artículos 97 y 98 de nuestra Constitución Nacional), dejando de lado los votos en blanco, los votos impugnados, los votos nulos y los que no concurrieron a votar (que aun así, son ciudadanos en condiciones de hacerlo). En las últimas elecciones, hubo 678.724 votos en blanco, 206.030 votos nulos y 23.921 votos impugnados, lo que hace un total de 908.675 sufragios, un dato que no es menor.

Recordemos que el total de votantes habilitados fue de 28.867.124 ciudadanos. Si sumamos los votos afirmativos válidos (21.484.844), más los votos en blanco (678.724), los nulos (206.030) y los impugnados (23.921), nos encontramos con que 22.393.519 personas fueron los que concurrieron a las urnas. Pero recordemos que los habilitados para votar, según el padrón, eran 28.867.124, lo cual nos lleva a dejar de lado de todo porcentaje a 6.473.605 personas (resultado de restar a los 28.867.124 empadronados los 22.393.519 que fueron a votar). El equivalente de los que no votaron es aproximadamente la población total de las provincias de Córdoba y Santa Fe juntas, las más pobladas después de Buenos Aires. Como vemos, este es otro dato que no es menor, ya que no se incluyen en el porcentaje total a casi 6 millones y medio de habitantes, que aunque no hayan votado, son ciudadanos con derechos, deberes y obligaciones. Se les podrá cuestionar por qué no votaron, es verdad, pero su condición de “ciudadanos” no la pierden por ese motivo.

Si tuviéramos que hacer un ejemplo absurdo de cómo se calcula el porcentaje de una fórmula ganadora en las elecciones presidenciales podríamos poner el siguiente: si de cada 10 votantes hay 7 que votan en blanco, 2 votan al partido A y 1 vota al partido B, lo que uno piensa en primera instancia es que el partido A obtuvo el 20% de los votos, el partido B el 10% y los votos en blanco fueron el 70%. Sin embargo, al contarse sólo los votos afirmativos válidos, nos encontramos con que el partido A obtuvo el 66.66 % de los votos y el partido B el 33.33 % (2 es el 66.66% de 3 y 1 es el 33.33% de 3). El resto ni siquiera se tiene en cuenta. Imaginemos ahora a los partidarios y/o militantes del partido A vociferando a los cuatro vientos que “hemos ganado con el 67 % de los votos”, absurdo ¿verdad? Se comprenderá ahora que eso es una falacia, es decir, un razonamiento que a primera vista parece válido, pero que, sometido a un análisis (a veces, ni siquiera riguroso), lo descubrimos como erróneo.

Sabiendo esto, ahora puede cambiar el mensaje implícito que nos llega cuando leemos o escuchamos que “Cristina ganó con el 54%” (es decir, “a Cristina la votó la mayoría”). Digo que podemos cambiar ese mensaje implícito porque, si tenemos en cuenta los casi 6 millones y medio que no fueron a votar (pero insisto, no por eso dejan de ser ciudadanos con derechos) mas el casi millón que votó en blanco, o con votos nulos o impugnados, y que no se los incluye en los resultados, el porcentaje de Cristina se reduce al 40,15 %. Si esta información fuera tenida en cuenta al menos para la opinión pública, más allá del sistema de proclamar una fórmula sólo con los votos afirmativos válidos, se podría acallar la soberbia de muchos oficialistas con otro mensaje implícito: “A Cristina, la mayoría NO la votó”.

Volvamos al juego mental del primer párrafo. Ahora podemos cruzar a diez personas por la calle y decir para sí: “de estos, solo cuatro la votaron”. Los otros seis, o votaron a otras fórmulas, o no se les tuvo en cuenta su voto (en blanco, impugnado, nulo), o no fueron a votar. Sea lo que fuere, son personas que están ahí, que están entre nosotros, que viven, sueñan, trabajan y en su cotidianeidad, también construyen la democracia. Y contribuyen a poder decir “la mayoría NO votó a este gobierno”.

Ariel Gallardo - Bahía Blanca

jueves, 1 de marzo de 2012

Respuesta a la Presidente CFK sobre el tema Docentes

En su extenso discurso en el Congreso, la Sra. Presidente tocó el tema de las paritarias docentes, donde resumiendo pidió que no solo se hable del tema salario, sino que veamos lo que pasa con los pibes (si, dijo "pibes") que no tienen clases, que existe un alto parcentaje de ausentismo, que los docentes trabajan sólo 4 horas por día y que tienen tres meses de vacaciones.
Creí oportuno responderle, "aclarando" algunos puntos que tal vez no tenga muy en claro.

Querida Presidente!
Permítame corregirla en algunos detalles de su discurso en cuanto a la labor docente.Previo a eso quiero aclararle que lo que pienso escribir NO LO LEÍ EN CLARÍN, es lo que vivo, con 40 años, sin una casa propia y haciendo todo tipo de malabares para poder sostener mi familia, con dos hijos pequeños.
Usted dice que en las paritarias docentes lo único que se habla es sobre el salario. A esto le puedo responder que: es verdad que lo que sale a los medios es solamente ese tema, que no es menor. Confunden cuando dicen que garantizarán un haber mínimo de 2.800 pesos, sin aclarar que el básico es de 1.211, el resto son sumas en negro, que no incide ni en aguinaldo, ni jubilaciones, pero, referido al este punto que usted afirma, en las paritarias hay otras discusiones, como la infraestructura de nuestros colegios, los planes de estudio, la seguridad laboral (¿sabía que somos blancos fáciles de cientos de padres matones?), el salario familiar, etc.
Habló sobre el ausentismo docente, tal vez el único punto en que por lo menos, puedo apoyarla, porque es verdad que hay compañeros que faltan mas de la cuenta, pero no puedo aceptar que ponga en una misma bolsa a todos quienes día a día hacen el esfuerzo de enseñar, y enseñar en las circunstancias actuales, plagadas de violencia, de intolerancia, donde tenemos que hacer de profesores, padres, tutores, psicologos, cocineros, y si pudieramos absolver pecados, hasta de curas confesando.
Afirmó que trabajamos 4 horas. No aclara que las que están 4 horas al frente del grado son las maestras de la escuela primara. ¿Pero sabe usted cuanto tiene que trabajar esa maestra en su casa para poder estar mas de 4 horas frente al curso? Le aseguro que por lo menos otras 4 horas mas, y si se interioriza un poco, verá que muchas hasta tienen que trabajar el sábado y el domingo corrigiendo trabajos, preparando textos, estrategias, etc. Por otro lado, los de secundaria, trabajamos las horas que podemos conseguir, por ahí son 2 hs un día, 8 el otro, 6 el que sigue, depende de la suerte de cada uno, pero en todos los casos, en casa hay que preparar clases, estudiar, corregir, seleccionar textos o actividades, Y ESO TAMBIÉN ES NUESTRO TRABAJO.
También se refirió a nuestras vacaciones. Por si no lo sabía, los tres meses de vacaciones no son para los docentes, son para los alumnos que estudiaron y no se llevaron ninguna materia. Nosotros nos quedamos en el aula con los que, o no estudiaron, o tuvieron mala suerte, o por X motivo, no lograron promocionar y quedan rindiendo exámenes hasta el 30 de diciembre, y para el 8 o 10 de febrero, ya estamos otra vez en el colegio (aunque los chicos vuelvan un mes mas tarde). A esto hay que sumarle que, por no encontrar otros espacios durante el año, hay que aprovechar en enero a organizar materiales y estrategias para el próximo ciclo lectivo.
Lo lamentable de usted es que, siendo la Presidente de TODOS, y sabiendo todo esto que le dije (porque no creo que no lo sepa, solo que, obviamente, no lo va a admitir), pronuncie un discurso para que quienes no tienen ni idea de como es nuestra labor se nos vuelvan en contra. Desprestigia nuestra actividad, nos quita autoridad ante padres y alumnos, da pie a infinidades de opiniones que no tienen ni pie ni cabeza, y como siempre, la educación de los niños y el salario justo para quienes trabajan, queda de lado.
Toda esta farsa que usted está manteniendo ahora un día la vamos a tener que pagar todos, y nos va a salir caro, muy caro.

Ariel Gallardo - Bahía Blanca

PRESENTACIÓN

Hola, soy profesor de Filosofía (aunque ahora, con las reformas educativas en la provincia de Buenos Aires he perdido mis horas) y he creado este espacio para poder compartir diferentes pensamientos sobre nuestra realidad.